El travieso delfín de dientes rugosos mide de 2,10 a 2,60 metros, y se distingue principalmente por sus manchas ventrales de color rosado-blanco y por la forma cónica de su hocico (no tiene una frente marcada).
Se alimentan de calamares, crustáceos y varias especies de peces. El encuentro con estos delfines se produce a lo largo de todo el año pero de forma muy irregular, de hecho es una especie poco estudiada. Se caracterizan también por tener fuertes lazos familiares y por la gran sincronización con la que nadan cuando van en grupo.